martes, 15 de mayo de 2018

El embarazo a temprana edad

El embarazo adolescente o embarazo precoz puede definirse como aquel que ocurre dentro de los primeros dos años de edad ginecológica (tiempo transcurrido desde la menarquía) y/o cuando la adolescente es aún dependiente de su núcleo familiar de origen o no han alcanzado la mayoría de edad jurídica (variable según los distintos países del mundo).

La OMS establece la adolescencia entre los 10 y los 19 años. La mayoría de los embarazos en adolescentes son considerados como embarazos imprevistos o no deseados, provocados por la práctica de relaciones sexuales sin métodos anticonceptivos.
Uno de los problemas más complejos que actualmente confronta la reproducción humana se produce justamente en este período: el embarazo en la adolescencia es considerado como un problema biomédico con elevado riesgo de complicaciones durante el embarazo y parto, que conlleva un incremento en las tasas de morbilidad y mortalidad materna, perinatal y neonatal.

Pero las consecuencias adversas del embarazo en la adolescencia no sólo son físicas, sino que tiene además implicaciones socioculturales, psicológicas y económicas, con elevado coste personal, educacional, familiar y social.
Esto es así especialmente en las chicas más jóvenes (15-16 años). Entre los problemas que se presentan habitualmente en estas jóvenes, se encuentran:
  • que siguen una dieta inadecuada a su estado
  • utilizan tarde o con poca frecuencia el servicio de atención prenatal, lo que supone una dificultad mayor para aceptar la realidad, retraso de la primera visita, desconocimiento del tiempo de gestación
  • incumplen el tratamiento
  • tienen actitudes de pasividad, falta de respaldo, depresión...
Dado el incremento de la actividad sexual en la etapa adolescente, especial atención merecen también los patrones erróneos de conducta sexual, que pueden desencadenar infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados, con toda la problemática que se asocia a su aparición.
A qué se asocia el embarazo en la adolescencia: En la actualidad está ampliamente reconocido que el embarazo en adolescentes y la maternidad temprana está asociada con el fracaso escolar, deterioro de la salud física y mental, aislamiento social, pobreza y otros factores relacionados.
En este sentido no pocos autores afirman que el embarazo en la adolescencia debe ser contemplado, como un embarazo de alto riesgo.
Los factores de riesgo que más influyen en la probabilidad de embarazo en la adolescencia son la mala información sobre la sexualidad y desconocimiento de los métodos anticonceptivos, junto a un bajo nivel educacional procedente de los padres.
El desconocimiento se agrava debido a que el tema de la sexualidad todavía sigue siendo un tabú en las relaciones paterno-filiales.
Otro factor de riesgo es el egocentrismo adolescente, que hace que piense, en una especie de omnipotencia, que la relación entre coito y embarazo no se dará en su caso.

Riesgos médicos y sociales del embarazo adolescente

En el embarazo adolescente existe un aumento de los riesgos médicos, como la probabilidad de sufrir infecciones, roturas prematuras de membranas o partos prematuros. También anemia del embarazo, desnutrición, bajo peso al nacer, mayor muerte perinatal...
madre adolescente

Entre los problemas psicológicos en la madre se hallan depresión post-parto, baja autoestima... en gran medida debidos al truncamiento de sus planes vitales y al rechazo de la pareja o social. Habitualmente el padre es un joven también adolescente que no asume su responsabilidad paterna, provocando una situación de abandono afectivo, económico y social en la madre y el niño.

También podemos hablar de otra serie de desventajas sociales: bajos logros educacionales, abandono escolar, desempleo, mayor frecuencia de maltrato y abandono infantil... Muchas veces la adolescente cuenta con un nivel de escolaridad muy bajo, por lo que le es complicado acceder a un trabajo digno que le permita satisfacer sus necesidades básicas.
Debido a todos estos riesgos que conlleva el embarazo en la adolescencia, muchas organizaciones de salud y de protección a los menores en el mundo tienen como objetivo que se reduzca su incidencia, gracias a programas de formación en los que se eduque a los jóvenes y sus familias.

Drogadicción durante la adolescencia


El problema de la drogadicción en la adolescencia se refiere al abuso de sustancias ilegales o al uso excesivo de las legales. Este patrón de conducta continua conduce a problemas o preocupaciones graves: faltar a la escuela, situaciones de peligro, accidentes automovilísticos, problemas legales, con las relaciones familiares y las amistades.

El adolescente puede presentar “dependencia de drogas”, que se refiere al uso paulatino de drogas o alcohol, incluso cuando se han desarrollado problemas graves al consumirlos.

La señal más evidente de una dependencia de drogas incluye un aumento de la tolerancia o una necesidad de tomar cantidades mayores de las sustancias para lograr los efectos deseados. Se dice que una persona es dependiente cuando se da el “síndrome de abstinencia”, manifestaciones físicas y emocionales por falta de las mismas, el individuo percibe la necesidad de consumir cada vez en mayores cantidades para percibir incrementos de los efectos.

Hay un tercer apartado que debemos tener claro y es la “dependencia química”, que es el uso compulsivo de sustancias que pueden ser drogas o alcohol, y la incapacidad de dejar de utilizarlas a pesar de todos los problemas causados por su uso.

Las drogas más frecuentes utilizadas por los adolescentes
La accesibilidad de los jóvenes a las bebidas alcohólicas es cada vez mayor, a pesar de las prohibiciones impuestas de su venta a menores. La edad media de inicio en el consumo del alcohol entre los escolares anda entre los 14 y 15 años, las niñas no se quedan muy atrás, aunque consumen cantidades menores.

Un 80% de las muertes que se dan entre adolescentes se deben a causas violentas y dentro de ellas las relacionadas con drogas o alcohol representan el 50%. Existe un mayor porcentaje de suicidio en los adictos a estas sustancias. Además, se consideran los factores familiares de gran importancia en el inicio y curso clínico de la adicción al alcohol y otras drogas, ya que hasta un tercio de los niños tienen su primera oferta de consumo de bebida alcohólica dentro del ambiente familiar.

¿Por qué consumen alcohol los jóvenes? 
La creencia más compartida entre los diferentes grupos de adolescentes y jóvenes, tiene que ver con la asociación, según su opinión, entre el consumo de alcohol y las “consecuencias positivas” que proporciona. Entre estas destacan, una potenciación de la actividad psico-física (alegría, euforia, superación de la timidez y retraimiento, mejoría del estado de ánimo, etc.), posibilidad de diversión e integración dentro del grupo de amigos donde la mayoría consumen.
En la medida que el alcohol proporciona a los jóvenes una serie de efectos o consecuencias positivas, y los interpretan como un beneficio, dichos efectos se convierten en motivo de consumo. La juventud, como regla general, no asocia el consumo de alcohol con problemas que de él pueden derivarse, ellos esperan del alcohol cambios positivos globales (facilitador de expresividad emocional, desinhibidor y potenciador de las relaciones sociales, etc.), y a la vez no creen que dicha sustancia tenga consecuencias negativas, influyendo considerablemente en un mayor consumo durante el fin de semana, donde las relaciones interpersonales se intensifican. Por eso anticipar los “efectos positivos” y no las verdaderas consecuencias negativas, conlleva a que se produzca un mayor consumo social.

La droga no legalizada más frecuentemente utilizada es la marihuana. Esta es una droga que se utiliza desde hace varias décadas por diferentes generaciones de jóvenes y que actualmente sigue siendo la principal droga.

También están los alucinógenos. Aquellas drogas que afectan nuestros sentidos y nos hacen percibir las cosas diferentes y que nos despiertan sensaciones irreales, éstas son muy usadas por jóvenes y adolescentes.

La cocaína es un alcaloide, un estimulante que permite a la persona que consume esta droga sentirse más activa, fuerte, con más energía. Es un estimulante de uso muy frecuente entre los jóvenes.

Hace unos años la cocaína era una droga para gente rica, por su precio tan elevado. Hoy su costo ha disminuido considerablemente volviéndose accesible a una mayor cantidad de la población, principalmente joven.

Abandono

¿Qué es el abandono? 
El abandono infantil consiste en la desatención premeditada de los hijos, sin que exista intención de volver para garantizar su seguridad y bienestar. Algunas de las causas de la existencia de esta práctica tienen origen en diferentes factores socioculturales, así como en problemas relacionados con las enfermedades mentales. El abandono infantil está considerado como un delito grave en muchos códigos penales. Por ejemplo, en el estado norteamericano de Georgia, es considerado ilegal el abandono ‘intencionado’ y voluntario de un menor. En un reciente estudio sobre varios países de Europa Occidental (Bélgica, Francia, Noruega, Portugal, Suecia y el Reino Unido), que proporcionó información sobre las razones por las que se ingresa a menores en centros residenciales de acogida, el abandono fue señalado como la causa del 4 por ciento de estos ingresos. En los países de Europa Central y Sudoriental (Croacia, la República Checa, Estonia, Hungría, Letonia, Rumanía y Eslovaquia) el abandono fue nombrado como causa del 32 por ciento de este tipo de ingresos. En Brasil, una encuesta, en la que tomaron parte 589 instituciones que reciben subvenciones federales, reveló que el 18 por ciento de los niños institucionalizados lo estaban a causa del abandono (UNVC, 2006). Las causas del abandono son muchas veces complejas, y varían de país en país, así como a lo largo de la historia. Por ejemplo, en 1972, un comité belga encontró tres circunstancias que propiciaban el abandono: que una mujer embarazada fuera abandonada por el padre del bebé; que una madre hubiera sufrido un gran desajuste social y moral durante su infancia, y no fuera capaz de aceptar responsabilidades; y que una mujer casada decidiera abandonar a un hijo fruto de una relación extramarital (Barthelemy, 1972). Muchas de estas circunstancias causantes del abandono han ido cambiando con el paso del tiempo gracias a la mejora de los servicios sociales o debido a una moral más permisiva que ha hecho que, por ejemplo, hoy en día las relaciones extramatrimoniales no estén tan estigmatizadas. Sin embargo, la pobreza se ha mantenido durante todo este tiempo, como una constante entre los problemas que conducen al abandono. Un sistema de servicios sociales inadecuado trae consigo que aquellas parejas que, por su situación económica, no puedan hacerse cargo del niño estén más dispuestas a abandonarlo. Otro de los motivos que propician el abandono son los procedimientos de adopción demasiado complicados o de difícil acceso; esto, unido a la falta de instituciones de acogida a las que puedan acudir los padres que, por una u otra razón, no se puedan hacer cargo de su niño, hace que aumente el riesgo de que estos sean abandonados. Las sociedades con altos niveles de cohesión social y leyes de adopción más accesibles suelen tener menores índices de abandono infantil. Los niños con discapacidades son los que más riesgo corren de ser abandonados – siendo esta práctica socialmente aceptada y hasta alentada en algunos casos. La “Exposición” (ONU, 2005), básicamente un tipo de infanticidio, es otra clase de abandono en el cual el niño es abandonado a su suerte en un lugar donde se supone que no va a ser encontrado. El Comité de los Derechos del Niño ha hecho durante estos últimos años numerosas referencias al abandono en sus observaciones finales sobre los informes presentados por los Estados Partes. Por ejemplo, en 2003, señaló como causa de gran preocupación el rechazo o abandono de gemelos en la región de Mananjari en Madagascar. En sus observaciones finales sobre Nicaragua, presentadas en 2005, el Comité expresó su preocupación por “las dificultades a las que se enfrentan algunos progenitores y familias, tales como el desempleo, la malnutrición y la falta de vivienda adecuada; factores que pueden provocar abandono o malos tratos que dan lugar al ingreso de niños en instituciones o a su adopción”.

¿Qué se puede hacer al respecto? 
El Estudio de la ONU sobre la Violencia contra los Niños (UNVC, por sus siglas en inglés) llama a los gobiernos a reducir las tasas de abandono e institucionalización “asegurando el acceso de los padres a ayudas adecuadas tales como servicios sociales y programas de sustento, dando prioridad a las ayudas a las familias con niños con discapacidades, y a los niños con mayor peligro de ser abandonados o institucionalizados” (UNVC: 218). El Comité de los Derechos del Niño ha transmitido una serie de recomendaciones a los Estados Partes relacionadas con el abandono. En 2003, en sus observaciones finales sobre Bangladesh, recomendó a este gobierno que “adoptará medidas eficaces para prevenir el abandono de los ni- ños, por ejemplo, proporcionando una ayuda adecuada a las familias”. En 2001, recomendó al gobierno de Lesoto que “hiciera cumplir más estrictamente las órdenes de pago de alimentos y que prestara a las familias necesitadas un apoyo adecuado, que incluyera la formación y potenciación de los padres, a fin de impedir que abandonen a sus hijos”. Y en 2003, en sus observaciones finales sobre Italia, el Comité recomendó a este Estado Parte que “revisara y enmendara urgentemente su legislación, a fin de garantizar que los niños nacidos fuera del matrimonio tengan legalmente, desde su nacimiento, una madre (de conformidad con el fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en el caso Marckx c. Bélgica y la norma mater sempre certa est) y que promoviera el reconocimiento de estos niños por sus padres (con el fin de evitar el abandono ‘fácil’ de los niños)” 



Acoso sexual en la educación

El acoso sexual en la educación corresponde a un comportamiento inapropiado de naturaleza sexual el que interfiere con la habilidad del estudiante de aprender, estudiar, trabajar o participar en las actividades del lugar de estudios. En los EE.UU., es una forma de discriminación bajo el "Título IX" de las Enmiendas de Educación de 1972.​ El acoso sexual envuelve una gama de comportamientos desde simples molestias a asaltos sexuales y violaciones.
La definición de acoso sexual incluye el acoso de parte de ambos pares e individuos en una posición de poder relativo a la persona que está siendo acosada. En los establecimientos educacionales, aunque el acoso sexual iniciado por los estudiantes es el más común, puede también ser prepetrado por los profesores o por otros empleados del establecimiento, y la víctima puede ser un estudiante, un profesor u otro empleado del establecimiento. El acoso sexual a estudiantes por parte de profesores u otros miembros del establecimiento puede acarrear consecuencias nefastas y dañinas para la víctima. Si bien el acoso sexual es definido como un comportamiento "no deseado", muchos expertos están de acuerdo en que incluso las interacciones sexuales con consentimiento entre estudiantes y profesores constituyen acoso debido a que el poder diferenciador entre ambos crea una dinámica en la que el "mutuo consentimiento" es imposible. Esta relación jerárquica hace que la mayoría de los casos no se lleguen a denunciar.
En muchos casos de abuso sexual cuando el afectado no denuncia o hace aviso a un familiar ya que el perpetrador intimida o amenaza al afectado con hacer daño a sus familiares o por el concentimiento que consiste en que el perpetrador le comenta al afectado que si participa en su acto (abuso) el le conciente en las notas escolares a cambio de sus terminos o peticiones del abuso otro factor muy importante es que el afectado no comenta no dialoga con sus familiares más cercanos.


 "El acoso sexual es común en todos los niveles de educación. El acoso verbal y físico comienza en la educación básica, y 4 de cada 5 niños experimentan alguna forma de acoso sexual o bullying. Ocho de cada diez experimentarán esto en algún momento de sus vidas escolares, y cerca del 25 por ciento lo experimentará esto de forma continua. Los niños tienen más probabilidades de acosar físicamente y hacer bullyng, o de ser acosados ellos mismos. Las niñas tienen más probabilidades de usar y experimentar acosos verbales y físicos y de bullying. Seis de cada 10 estudiantes experimentarán alguna forma de acoso sexual físico."
En una encuesta realizada en EE.UU. en 2002 a 2004 estudiantes entre 8.º 11.º grado, la "American Association of University Women" (AAUW) concluyó:
  • 83% de las niñas han sido acosadas sexualmente
  • 78% de los niños han sido acosados sexualmente
  • 38% de los estudiantes fueron acosados por profesores o empleados del establecimiento
  • 36% de los empleados del establecimiento o profesores fueron acosados por estudiantes
  • 42% de los empleados del establecimiento o profesores fueron acosados por uno de sus padres


EL BULLYING O ACOSO


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Bullying o acoso es la agresión para ejercer poder sobre otra persona. Concretamente, los investigadores lo han definido como una serie de amenazas hostiles, físicas o verbales que se repiten, angustiando a la víctima y estableciendo un desequilibrio de poder entre ella y su acosador. A medida que las dinámicas sociales han ido cambiando a lo largo del tiempo y debido al auge y uso de las tecnologías de la información y de la comunicación como Internet o los teléfonos móviles, los niños están cada vez más expuestos a nuevas formas de bullying. Un creciente número de publicaciones estudia la prevalencia, factores de riesgo e impacto del acoso tanto en víctimas como acosadores. No obstante, la mayoría de los testimonios recogidos provienen de investigaciones realizadas en el mundo occidental. Si bien las investigaciones han hallado factores de riesgo que pueden favorecer comportamientos de acoso, hay una serie de factores que auguran un comportamiento abusivo por parte de un niño: los que han sufrido malos tratos a manos de sus cuidadores conservan una mayor propensión para acosar a otros, particularmente, aquellos que han sufrido abusos físicos o sexuales. También contribuye considerablemente haber presenciado violencia en el hogar. Además, las investigaciones identifican la hiperactividad-impulsividad, una capacidad de auto-control baja y el trastorno por déficit de atención o hiperactividad como indicadores de futuros casos de acoso. Algunos estudios sugieren que los varones tienen más probabilidad de ser perpetradores de acoso que las niñas y de utilizar la violencia física o amenazas. Las niñas, por su parte, aparecen como más proclives al uso de formas de acoso relacionadas con la psicología, como la exclusión de sus pares o la propagación de rumores. En un sondeo nacional presentado por Malta, los investigadores señalaron que el 60% de los niños que habían cometido acoso admitieron haber acosado a otros niños con violencia física mientras que solo el 30% de las niñas acosadoras utilizaban la violencia. Por otra parte, el 43% de estas admitía haber dejado de hablar a otras niñas para excluirlas, comparado con el 26% de los niños. 

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Tipo de Bullying.

Sexual: Es cuando se presenta un asedio, inducción o abuso sexual. 
Exclusión social: Cuando se ignora, se aísla y se excluye al otro.
Verbal: Insultos y menosprecios en público para poner en evidencia al débil.
Psicológico: En este caso existe una persecución, intimidación, tiranía, chantaje, manipulación y amenazas al otro. 
Físico: Hay golpes, empujones o se organiza una paliza al acosado. 

El embarazo a temprana edad

El embarazo adolescente o embarazo precoz puede definirse como aquel que ocurre dentro de los primeros dos años de edad ginecológica (ti...